Una de las aplicaciones más habituales de los cepillos es la de sacar veta a la madera.
Para este proceso hay clientes que utilizan máquinas automáticas (tipo Tupi), o máquinas manuales con las que el cepillado come las partes blandas de la madera dejando las vetas duras al descubierto.
Para la correcta elección del cepillo más adecuado tendremos que tener en cuenta si trabajamos con maderas nobles (roble) o blandas (pino).
Otra aplicación típica de los cepillos es la de envejecer o rusticar la madera.
En algunos casos el usuario utiliza dos tipos de cepillos: uno de alambre para hacer la labor de desbaste, y otro de nylon abrasivo para afinar la superficie y eliminar las virutas que quedan tras el primer cepillado.
En cualquier caso, no hay ningún cepillo estándar para estas aplicaciones debido a la diversidad de acabados que se pueden conseguir. Cada cliente busca un acabado diferente y requiere del cepillo adecuado a su necesidad.