Un abrasivo es un material que tiene la suficiente dureza para poder rayar otros materiales y la suficiente tenacidad para resistir un trabajo continuo con un desgaste mínimo, ya sea eliminando excesos de material mediante el desbarbado o mejorando la calidad del acabado superficial a través del pulido.
Existen abrasivos del tipo sólido como los discos de desbaste rígidos y del tipo flexible como las bandas y los discos de fibra. En la actualidad los abrasivos flexibles han logrado un gran desarrollo tecnológico y reemplazan a los abrasivos sólidos en la gran mayoría de los trabajos permitiendo procesos más eficientes y amigables con el operario y con el entorno.
Dentro de los productos abrasivos tenemos 2 grandes tipos: los abrasivos naturales y los abrasivos sintéticos.
Los abrasivos naturales como bien indica su nombre provienen de la naturaleza. Muchos de ellos son minerales como el cuarzo o el diamante, dos de los abrasivos más utilizados.
El cuarzo es un material abrasivo muy extendido y también es conocido como arena de sílice. Se encuentra en el nivel 7/10 en la escala de Mohs.
Por otro lado, el diamante, está compuesto por átomos de carbono. Es de los materiales abrasivos más duros que existen. Está en el nivel 10/10 de la escala de Mohs y es muy usado para obtener resultados de gran precisión como en joyería.
En los abrasivos sintéticos también encontramos materiales de alta calidad como el carburo de silicio, el óxido de aluminio así como el Zirconio y Corindón. Estos dos son los más extendidos junto al diamante sintético.